miércoles, 27 de febrero de 2013

En la comisaría corrupción

comisaría-de-policía
Maldita policía, después de haber explotado mi casa, que uno de mis mejores amigos hubiera muerto en extrañas circunstancias mientras alguien ponía "patas arriba" el cuartel general, no tenía ni idea de cómo era posible aquello, no sabía por qué me habían detenido mientras todo aquello sucedía.


El comisario me quitó las esposas, estaba ridículo, una zapatilla de elefante, el albornoz rosa con platillos volantes verdes, de los que salía por una ventana del platillo un cuello de jirafa con el típico "cabezón  alienígena" disparando desde su platillo a una Tierra en la que las figuras de humanos corrían despavoridas como gallinas en presencia de un depredador.

El comisario Martinez era un cabrón, ya le conocíamos en el mundillo, era el comisario "especial" para un par de unidades de delitos informáticos y contra-terrorismo, la "creme de la creme" de los "frikicoops" o eso iban publicando sobre ellos, con su típica voz de abusón cabrón empezó su "retaila".

Querido Antonio, cuánto tiempo, me decía mientras me abofeteaba, es un placer tener tu tranquilizadora presencia en la comisaría de nuevo, esta vez me pegó tan fuerte en el estómago que casi me alegré de no haber desayunado aquella mañana, respira, respira y responde rápidamente escoria, mientras apretaba mi cuello como si fuera una almohada me preguntaba, ¿has visto al Roberto?, ¿sabes algo de él?, no, le medio respondí mientras cogía aire, eso provocó, según él, que tuviera que "patearme" un poco, nada del otro mundo.

La verdad, no tenía mucha melena, pero aquel cabrón me agarró del pelo mientras me levantaba, abofeteaba mi cara a medida que me iba poniendo en pie, creo que a este sádico le gustaba, vamos, hubiera jurado que hasta se excitaba.

Después de "jugar" un poco conmigo debe de ser que se aburrió, me dijo que me iba a pudrir en la cárcel y que pagaría a algunos conocidos dentro para que se alegraran con mi culo, cerró la puerta de un golpe, dentro quedaba tocado y hundido mi orgullo, terriblemente jodido estaba, maldito sádico corrupto cabrón.

A los pocos minutos entró una abogada del estado, parecía una "muypija" , su cara me sonaba, de las que mandan para asegurarse de que el defendido, nunca tuviera dicha opción. ¿Antonio Burgos Logroño?, sí, respondí, soy su abogada, mi nombre es Rebeca Grande Pantrasca. Le conté lo de la extraña explosión, que bajé a la calle por si alguien necesitaba ayuda, que subí a llamar a la policía y me encontré el apartamento "patas arriba", que había bajado al ver a la policía y que de repente hubo una explosión, que ni me había levantado cuando me detuvieron y trajeron a comisaría, que me habían pegado y acusado de actividades subversivas.

En Rebeca no hubo expresión alguna, me escuchó igual que uno que se queda mirando un florero, el fuego o el paso del agua en un río, casi sin pestañear me dijo, creo que con lo que me ha contado voy a solicitar su puesta en libertad inmediata, salió de la habitación y se dirigió a la oficina del comisario.

Comisario, le vamos a dejar en libertad para ver donde nos lleva, la fiscalía le cede a sus unidades la vigilancia y control de la situación, teniendo en cuenta que pueden ser terroristas.

El comisario esbozó una sonrisa, sus ojos se perdieron en la infinita mente sádica de esta persona, cuando recuperó la consciencia de la realidad solo vio cómo se cerraba la puerta mientras unos tacones se alejaban.

Rebeca entró de nuevo en la habitación, sonriendo me dijo, quedas en libertad, ¿ quieres presentar cargos?, aunque no te lo recomiendo, si quieres presento cargos, pero no te lo recomiendo. No,  le dije, pero ¿qué pasa con mi apartamento?, ahora en la salida le darán una llave de hotel, le llevarán. Salió de la habitación igual que entró, rápidamente.

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